“Estoy muy feliz por todo lo que se ha conseguido. Cada brazada cuenta y cualquiera puede sumar metros en cada reto solidario, porque ayudar a los demás y conseguir que todos tengamos las mismas oportunidades es lo más bonito del mundo”. Christian Jongeneel, uno de los nadadores de larga distancia más destacados a nivel internacional y fundador de la asociación benéfica Brazadas Solidarias, se emocionaba al recordar el porqué de todos sus desafíos solidarios.
El nadador malagueño inauguró el pasado viernes la nueva temporada de ‘Los Viernes del RACE’ con una conferencia en la que repasó todas sus últimas travesías solidarias en Aguas Abiertas. Desde el cruce entre las islas de Tenerife y Gran Canaria, en 2017, la travesía en el Estrecho de Molokai (Hawai), en 2019 o la doble vuelta a la isla de Manhattan, en 2016. De esta última aventura recordaba que, aunque llevaba todo el día nadando, al acabar la primera vuelta “tenía ciertas dudas de si podía seguir”. Aún así, decidió seguir durante toda la noche para completar una segunda vuelta.
En aquella ocasión, como en muchas otras, mientras bordeaba la costa neoyorkina, consiguió vencer a los saboteadores. “Cuando le preguntas a los niños quiénes creen que son los saboteadores te suelen decir que son las olas, las corrientes marinas o incluso los tiburones. Sin embargo, el mayor saboteador eres tú mismo, porque llega un punto en el que todo lo ves cuesta arriba y debes tener la fuerza mental suficiente para continuar”, aclaraba el nadador.
Si cada reto es complicado Christian Jongeneel lo dificulta aún más. Cuando se lanza al agua lo hace sin el habitual traje de neopreno que suelen emplear los nadadores que se miden contra las olas en mar abierto. “En una ocasión casi me entra una hipotermia. Cuando salí del agua apenas podía gesticular y mucho menos hablar. Me decían que si me había quedado alelado…”, bromeaba.
Al término de su intervención el Club le hizo entrega del cheque con 4.057 euros, la cifra conseguida gracias a la celebración del RACE Reto Solidario este verano -promovido por el Club del Nadador- junto a las distintas aportaciones de los socios. En este último reto se consiguió superar la barrera de los 700 kilómetros. Todo el mundo pudo aportar su granito de arena acumulando metros nadando en cualquier escenario: piscina, mar, lago, embalse… Alguno incluso completó sesiones de hasta 7.000 metros.
Gracias a este gran éxito, la Fundación Vicente Ferrer, junto a Brazadas Solidarias, destinará esta cantidad a sufragar los estudios en Enfermería de 135 jóvenes de Bathalapalli, en la India. En el anterior reto organizado de la mano del RACE se consiguieron los fondos necesarios para la construcción de un centro comunitario también en la India. “Me siento muy orgulloso de todo lo que hemos conseguido junto al RACE. Desde que vine la primera vez me he sentido uno más de la familia”, apuntó Jongeneel.